Una sorprendente situación tuvo lugar recientemente en los medios de comunicación, después de que se conociera la historia de Pilar, una mujer que, durante su juventud destacó por ser modelo en el recordado programa de «Sábado Gigante», además de haber sido candidata para Miss Chile y que llevaba un total de ¡dos años encerrada en su casa!
Fue gracias a la ayuda de vecinos que la mujer logró ser liberada de su hogar. Hecho que le permitió conversar con el programa «Contigo en la Mañana», que dio a conocer la noticia de manera más masiva.
Logró su libertad este jueves
Después de mucha espera, la mujer finalmente volvió a la libertad durante la jornada de este 7 de marzo. Tras su liberación y en conversación con el mencionado programa, Pilar contó más a detalle el infierno que vivió.
Bajo este contexto, aseguró que «pasaron muchas cosas. Yo quiero agradecerles a ustedes, porque se fue dando todo cuando ustedes aparecieron. Se empezó a mover el Cesfam, se empezó a mover el alcalde, como que se asustaron».
Además de los respectivos agradecimientos, dejó caer que recibió las evaluaciones correspondientes, mismas por las que la encontraron en excelente estado. Aunque también aseguró que «Esto es volver a la vida, porque aquí yo me sentía muerta en vida».
El culpable de su encierro
En cuanto a la razón por la cual estaba encerrada, la mujer comentó que la situación inició en el 2019 y fue por culpa de su hermano. Todo esto, después del fallecimiento de sus padres. Punto en el que aseguró que tenía que pedirle permiso para todo al hombre y que, si no le decía a donde iba, no la dejaba salir.
Con respecto a la situación, la exmodelo confirmó que en un principio pasaba mucha hambre. Sin embargo, a medida que pasaron los meses, su hermano le quitó la cuenta rut y «ahí empezó él a comprar la mercadería».
Además mencionó que, debido a los hechos ocurridos, «ahora hay una denuncia en Fiscalía».
Lo más sorpresivo de todo esto, es que la mujer asegura que siempre le dijeron que la llevarían a una casa de orates. A lo que agregó que su relación con su hermano, era unida y destacaba por tener mucho amor.
«Dejé de creer en Dios, le pedí tantas veces que alguien me ayudara que nada resultaba. Ahí le empiezo a pedir a mis padres, fue el último intento: ‘viejitos, mándenme a una persona que me ayude’, y a las pocas semanas llegó una amiga, se puso las pilas, y empezamos a hacer todo lo que estamos haciendo ahora», cerró la mujer al respecto, evidenciando lo que fue su desesperación en un inicio.