Disney versus el cine para adultos: ¿qué parecidos hay entre ambas industrias?
La protagonista del podcast "Hoy Día Te Toca", Cata Ramírez, nos entrega detalles de las similitudes que habría entre ambas industrias.
En el marco del regreso de los «Martes Hot» de la Tencha Salvaje en RadioActiva, nuestra querida invitada, Cata Ramírez, nos sigue hablando de importantes temas relacionados con nuestra sexualidad.
En esta ocasión, la experta en consejería sexual y protagonistas del podcast «Hoy Día Te Toca», se refirió a las grandes similitudes que hay entre Disney y la industria pornográfica.
¿Qué hay en común entre ambas entidades?
«Ambas son industrias que por décadas han dirigido los comportamientos de las personas. Un tutorial que nos enseña (desde que somos niños y adolescentes) como es el amor, como funcionan las relaciones y como debe ser el sexo», señala Cata Ramírez.
En esa misma línea, la experta en sexualidad se enfoca principalmente en tres puntos de mucha semejanza entre las industrias mencionadas.
- Los roles: pasividad femenina, agresividad masculina.
- Del desempeño: las mujeres solo esperamos recibir lo que nos toca de parte de los hombres, mientras ellos son los experimentados -que «saben» lo que nosotras queremos.
- Del cuerpo: todos se ven más o menos parecidos. En Disney todos son hermosos y en el porno los cuerpos siguen un molde similar. Los penes son grandes con erecciones derechitas y las vulvas son casi todas lampiñas, rosadas y de labios finos.
Otro detalle que destaca Cata Ramírez es que en los cuentos de Disney, se da a entender que las parejas «serán felices para siempre».
Por otro lado, la reciente invitada a la 92.5 entregó un importante estudio sobre la industria pornográfica en Estados Unidos, donde se indicó que el 53% de los adolescentes de sexo masculino cree que el tipo de sexo que se muestra en el porno es de verdad.
¿Cuál es el problema de estos preocupantes aspectos?
Las fórmulas señaladas anteriormente se quedaron pegadas en nuestra mente con un mensaje equivocado.
A las mujeres se nos enseñó que nos van a querer más si somos bellas, dulces, femeninas y sumisas, si buscamos protección en los hombres y dejamos de lado nuestras necesidades o incluso familia para anteponer una relación de pareja. A los hombres les han transmitido la idea de que deben ser fuertes, valientes, varoniles y luchar contra todo lo que se les ponga por delante.
Y sobre el sexo: que las erecciones duran horas, que todo se trata de la penetración y de la satisfacción de los hombres, que el consentimiento no es importante, que el placer en la mujer no es relevante y por lo mismo, el encuentro sexual se termina cuando él eyacula.
La presión de adaptarnos a un tipo de cuerpo y a una conducta sexual que ya está definida es una fuente de malestar que nos bloquea. Entonces, ¿para qué seguir «haciendo el delicioso» como lo hacen los demás y no como lo haríamos nosotros según la chispa del momento?
Es necesario cambiar la forma en la que pensamos el sexo y las relaciones. Aceptar lo «raro» de nuestra sexualidad es un paso importante para permitirnos gozar.