Eran cerca de las 01.09 hora chilena, cuando en Chilevisión se contactaron con Felipe Albornoz, un chileno residente en Kiev, Ucrania, quien relató lo que estaba viviendo en el lugar. Esto justo después de que Vladimir Putin finalizara su discurso y comenzara la invasión rusa.
“Okay, okay, buenos días para Chile… acá son las seis de la mañana, te cuento, los bombardeos comenzaron como a las cinco de la mañana”, partió el relato el chileno.
Posteriormente, fue consultado por el periodista sobre como fue su despertar ante la complicada situación bélica que está viviendo su país. Ahí Felipe indicó que despertó temprano luego de oír un ruido raro, algo que definió como un «trueno o relámpago» refiriéndose al cañonazo.
Según declaró, no sabía si se trataba de un entrenamiento o del ataque ruso. Más tarde Felipe explicó que estaba esperando el llamado del consulado chileno en Polonia, ya que ese era su objetivo: desplazarse hasta allá.
Los minutos más incómodos
Pero el contacto quedó marcado al ver como el chileno residente en Ucrania se mostraba cada vez más nervioso con el pasar del tiempo, intentando terminar con el contacto para darle prioridad a su bienestar. Aunque desde Chilevisión no querían darle la cortada.
“Muchos han evacuado acá (…), yo estoy esperando que nos evacúen, mi esposa está sumamente nerviosa, ordenando la ropa, por eso yo le dije a la niña que me llamó que fuera rápido, porque estoy sumamente a full, preocupado…”, avisó a eso de las 01.11 horas.
Después, entremedio, interrumpió las preguntas para anunciar que “la radio ucraniana está avisando que comenzó la guerra, eso están diciendo (…); espérate, mi señora me dice que ponga la radio más fuerte para escuchar lo que dicen”.
“Mira, mi señora está nerviosa ahora… me dice que ya corte la llamada porque hay que vestir a mi hija, arreglarla, porque pronto hay que salir a buscar unos documentos”, dijo Felipe a las 01.23 horas, cuando llevaba más de diez minutos dialogando con el canal.
— paniko.cl (@paniko) February 24, 2022
“Espero que no me pase nada en el camino tampoco, que nada nos pase, a pesar de los cañonazos”, soltó, pero de nuevo, desde el estudio parecían no entender su situación.
El chileno residente en Ucrania explicaba: «Tengo pocos recursos, me falta dinero para poder moverme más y poder hacer las cosas; por eso estaba pidiendo ayuda al consulado chileno en Polonia para poder volver, pero me ponen puras trabas… son bien indolentes en su trabajo”.
Finalmente, el chileno tuvo que ponerle freno a la entrevista para darle prioridad a su familia ante el complejo momento. “Última pregunta, amigo, que mi esposa me está reclamando ya”.
“Nos vamos a mover a Polonia, amigo, voy al consulado a que me solucionen los problemas y nos devuelvan a Chile, tengo una hija y no puedo andar aquí deambulando”, lanzó.