El cantautor Humberto Baeza Fernández, también conocido como “Tito” Fernández, se entregó este martes a la justicia luego que pesara una orden de detención en su contra por no asistir a una audiencia por su caso.
De acuerdo a Meganoticias, el músico se entregó al Juzgado de Garantía de Puerto Montt.
El lunes se había ordenado su detención, en una acción adoptada por el juez Daniel Urrutia; luego de que Baeza no se presentara en la audiencia de preparación de juicio por las acusaciones de tres delitos de abuso sexual reiterado y tres delitos de violación propia, hechos que habrían ocurrido entre 2010 y 2016.
Cabe recordar que la Fiscalía Regional Metropolitana Centro Norte solicitó una pena de 34 años de cárcel para el intérprete. El Ministerio Público pidió una condena de 12 años por el primer caso; 10 años y 1 día por el segundo; y 12 años por el tercero.
Según reporta Agencia Uno, “El Temucano” es acusado por tres mujeres de haber abusado de ellas y haberlas violado desde el año 2010. Todo como parte de un ritual de la agrupación “Centro Integral de Estudios Metafísicos», de la cual el artista era líder.
Fernández habría citado a las mujeres en un motel de Santiago; en donde se cometieron los presuntos delitos, tras pedirles tener relaciones sexuales para “conectar sus almas”.
El cantautor, que ha alegado su inocencia, ya declaró por este caso en diciembre del año 2018, en dependencias de la Brigada de Delitos Sexuales de la Policía de Investigaciones.
Flaqueza de espíritu
A comienzos de año, Nicolás Oxman, abogado de El Temucano, dijo que “todas estas presuntas víctimas fueron voluntariamente a un motel con Tito Fernández entre cuatro a ocho veces cada una. Dicen sentirse intimidadas porque eran mujeres vulnerables (todas con enfermedades como depresión y dependencia a medicamentos) y que mi representado en ese contexto de presunta vulnerabilidad las inició en un ritual de una logia mística donde ellas eran sacerdotisas del sexo”.
“Por mucha ideología de género, todo tiene límites. Aquí podrá haber algo reprochable moralmente, pero la ley penal no protege a las personas adultas; en estos casos en que alguien se puede llegar a aprovechar de su flaqueza de espíritu”, concluyó.