Ricardo Ramírez tiene 80 años y todos los días tiene que viajar 100 kilómetros desde Quillota a Viña del Mar para llegar a su trabajo como conserje.
Su historia se dio a conocer cuando el 5 de abril Carabineros estaba haciendo una ronda en pleno horario de toque de queda, cuando vieron al adulto mayor barriendo en las afueras de un edificio en Viña del Mar.
Una vez que investigaron descubrieron que Ricardo no era pariente de ninguno de los residentes del edificio, si no que en realidad es el conserje, que lleva mas de 26 años en su puesto de trabajo.
Una de las residentes del edificio le explicó a carabineros toda la situación. “Lo sorprendieron en la calle barriendo con polera. Nos recordaron que había toque de queda, pensaron que era mi abuelito por lo que me acerque y les expliqué que era el conserje. Los funcionarios me plantearon que lo informara a la administración, cosa que hice” explicó a La Estrella de Valparaíso.
La dura vida de Ricardo
Ricardo Ramírez Cárcamo, ya tiene 80 años y 26 de ellos ha trabajado como conserje en el mismo edificio. Producto de la pandemia, sus viajes desde Quillota a Viña del Mar se han vuelto más riesgosos.
El anciano recorre todos los días casi 100 kilómetros entre la ida y la vuelta para llegar a su trabajo. Actualmente está trabajando en el turno ya que durante el día debe cuidar a su esposa que tiene 90 años.
La administración del edificio confirmó que el conserje trabaja en ese edificio hace más de 20 años y que se le otorgó el turno de noche por razones familiares, según el propio trabajador lo solicitó. También aseguraron que durante la primera cuarentena en 2020 se respetaron todos los protocolos sanitarios. En esa ocasión don Ricardo se quedó tres meses en su casa, y se le pagaron sus remuneraciones y cotizaciones.
Don Ricardo explicó que el sigue trabajando ya que debe mantenerse él y a su esposa, y con su pensión no le alcanza, por eso aguanta todas las adversidades.
“Es efectivo que yo pedí el turno de noche porque durante el día cuido a mi señora que tiene casi 90 años. Es la realidad de muchos, a mí no me alcanza y no queda más que trabajar para poder vivir. Yo me vengo a las 5 de la tarde porque si no me quedo sin locomoción” explicó el anciano a La Estrella de Valparaíso.
A pesar de que la administración del edificio le ofrece 2 millones de pesos de indemnización para que se retire de su puesto como conserje, don Ricardo considera que no es suficiente. De todas formas agradece la oportunidad que le han dado de poder trabajar considerando su edad.