“Este es un hecho histórico como nunca antes en la historia republicana chilena”, señaló Emilio Oñate, miembro de la Mesa Constituyente y Decano de la Facultad de Derecho y Humanidades de la UCEN, en entrevista con ADN, a propósito del plebiscito de este domingo, donde, por primera vez, la ciudadanía podrá decidir no solo si quiere una nueva Constitución, sino cuál será el órgano que redacte este texto.
El profesional aclaró dudas relativas a ambas opciones: la Convención Mixta estará integrada por 172 miembros, 86 parlamentarios y 86 ciudadanos electos por votación popular. En la Convención Constitucional, en cambio, habrá solo 155 miembros, pero todos ellos serán ciudadanos electos para ese fin, y cuyo cargo se extinguirá al terminar de redactar el texto, quedando con inhabilidad para participar en cargos de elección popular por un año.
En el caso de la Convención Mixta, “al final del día, los parlamentarios van a estar redactando un texto que les influye en sus puestos, y eso les hace perder objetividad”, planteó el experto.
La Convención Mixta, pese a la confusión que genera su nombre, no asegura la paridad entre hombres y mujeres. Es la Convención Constitucional la que lo hace. La importancia de esto, para el experto, es porque “no hay en la experiencia comparada un órgano constituyente que sea paritario, lo que nos pone a la vanguardia del mundo. Hay una cierta deuda con el rol que tienen las mujeres en la sociedad. Prácticamente nunca una mujer ha escrito una Constitución en Chile, salvo una representante mujer (Alicia Romo) en la Comisión Ortúzar (previa a la redacción de la Constitución de 1980)”.
La participación de independientes como constituyentes, en tanto, se puede dar de dos formas: conformando listas de partidos políticos que incluyan independientes, o listas solo de independientes, En el Congreso se está tramitando que baje el porcentaje de firma (0,4% de la votación de sus distritos) para presentar esas listas, además de eliminar el requisito de acreditar las firmas de forma presencial: la idea, es hacerlo a través de plataformas virtuales, para facilitar el proceso.
En el caso de los escaños reservados para los pueblos originarios, eso también está en tramitación. Para Oñate, la importancia de que existan tiene que ver con “abrir un camino para que tengan representación en distintas instancias institucionales. El día de mañana, en el Congreso Nacional podría haber escaños reservados para ellos”.
El plebiscito es, para el experto, “una oportunidad para canalizar por la vía institucional y política las distintas visiones que existen en la sociedad chilena, y las distintas reivindicaciones que existen”. Por eso, insistió Oñate, independiente de la opción de cada uno, lo importante es la participación: sean jóvenes o adultos mayores, vayan por el Apruebo o por el Rechazo.
La opción que gane, como en todas las elecciones de nuestro país, lo podrá hacer por la mitad más uno de los votos, independiente del nivel de participación. “El presidente ganó con menos del 50% del padrón, y nadie duda de su legitimidad”, recordó el experto. Sin embargo, en su opinión, lo ideal es que el triunfo del Apruebo o el Rechazo sea “muy nítido y por un porcentaje importante de la población, para que tenga más fuerza”. Oñate aclaró que, personalmente, “espero que el Apruebo gane por una amplia mayoría y tengamos una Nueva Constitución”.
¿Cuál será el itinerario post-plebiscito? Si gana el Apruebo, habrá elecciones de constituyentes en abril de 2021, en conjunto con la elección de alcaldes, concejales y gobernadores. Luego de un plazo de instalación, hay nueve meses para redactar el texto constitucional, prorrogable por tres meses más. Una vez concluida esa redacción, el Presidente de la República debe convocar a plebiscito de salida, donde la ciudadanía -ahora por voto obligatorio- debe aprobar o rechazar el texto final que redactó la Convención.
