La imagen de un matrimonio de mediana edad provistos de armas de fuego afuera de su mansión, en Missouri, Estados Unidos, se volvió viral rápidamente en las redes sociales. Y cómo no, si es un retrato icónico en medio de las protestas contra el racismo en el país norteamericano, que parece dividido de manera irreconciliable.
La mujer rubia y su esposo, armados con una pistola y un fusil semiautomático, se pararon desafiantes frente a jóvenes que estaban protestando, muchos de ellos afroamericanos, con mensajes progresistas en sus pancartas. De inmediato, recibieron el apelativo de los Bonnie y Clyde de Missouri.
En las redes sociales y en los medios de comunicación muchos adoptaron una postura de condena al matrimonio, que difícilmente podría representar mejor el villano ideal de cualquier progresista: blancos adinerados y amantes de las armas. «Fox News ha hecho a nuestros padres lo que ellos creían que el rap de gánsteres nos haría a nosotros», dijo alguien en Twitter. Recibió 150.000 retuits.
Desde el otro lado dicen que solo se trataba de un matrimonio aterrorizado por las hordas izquierdistas que irrumpieron violentamente en su propiedad; unos estadounidenses honestos, trabajadores, abandonados a su suerte. Un relato adecuado para el presidente Donald Trump, que retuiteó el video a sus 82 millones de seguidores.
«Una turba de al menos 100 personas arrasó con la puerta de hierro forjado de Portland Place, destrozándola, se abalanzó sobre mi casa, donde mi familia estaba cenando fuera, y nos hizo temer por nuestras vidas», declaró el hombre del fusil, Mark McCloskey, a la televisión KMOV. «Tenía mucho miedo de que fuéramos asesinados en segundos, nuestra casa quemada, nuestras mascotas asesinadas. Estábamos solos frente a una turba enfurecida», agregó.
Mark y Patricia McCloskey, de 63 y 61 años, ambos abogados, ofrecieron la misma versión a la policía: los manifestantes habrían roto la puerta de hierro y se habrían abalanzado sobre la mansión, «armados», según la pareja, y amenazando directamente sus vidas. El matrimonio, después de salir a ver qué sucedía, habría vuelto a entrar para llamar a la policía, y luego fue cuando salieron armados. Los agentes, en declaraciones a BuzzFeed, se refieren a los McCloskey como «las víctimas», pero no han aclarado que los manifestantes fuesen violentos o estuviesen armados.
Lo que se sabe es que el domingo 28 de junio por la tarde, una manifestación contra la violencia policial y el racismo atravesó San Luis en dirección a la casa de la alcaldesa, la demócrata Lyda Krewson. Su objetivo era presionarla, ya que la autoridad había revelado públicamente los nombres, apellidos y domicilios de las personas que le han pedido que recorte el presupuesto de la policía, una de las principales demandas de las protestas de las últimas semanas, recoge El Confidencial.
Uno de los videos disponibles muestra que la manifestación, con carteles, cánticos y caras tapadas, abre una puerta de hierro y entra en una propiedad privada. Una vez dentro, a la derecha está el palacio de los McCloskey. Los manifestantes no parecen estar interesados en la mansión. Dado que partes de la ciudad están acordonadas y que la alcaldesa vive en esa urbanización, la protesta estaría tomando un atajo. El periodista local Daniel Schular dice no haber visto que nadie forzase la puerta. Un segundo video, en cambio, la muestra doblada. Aunque había algunas personas armadas en la protesta, según Scholar, solo vio desenfundar a los McCloskey.
El marido se aproxima a los manifestantes gritando «¡fuera, fuera!», y también sale su esposa, Patricia, con una pistola. Un manifestante dice a los demás, «tranquilos», y otros animan a que la marcha siga su curso sin prestar atención a la pareja. Uno de los jóvenes grita a Mark McCloskey: «¡Entonces llama a la put… policía, idiota!». Un grupo se queda delante de la casa, increpando a la pareja y grabándola en video. No hay indicios de que vayan armados.
Los McCloskey publicaron un comunicado un día después del incidente, aclarando que ellos apoyan el movimiento Black Lives Matter y la lucha por los derechos civiles. El matrimonio condena «las acciones de unos pocos individuos que eligieron aprovecharse de una protesta que de otra manera resultaba pacífica». También apuntaron, para dejar claro que no son racistas, que los individuos que habrían roto la reja y proferido amenazas eran «blancos».