Comenzó el año pasado como un rumor en la boda del capitán del Real Madrid, Sergio Ramos. Todo indicaba que tras una década casados, Alejandro Sanz y su esposa Raquel Perera se divorciaban.
Un mes después la noticia se confirmaba y la relación, que duró 12 años, llegaba a su fin. Sin embargo, había dos hijos de por medio por lo que las relaciones debían mantenerse lo más cordial posible.
“Somos una familia y siempre lo seremos (…) nuestra familia está por encima de cualquier cosa… es diversa y bella, como la vida y así permanecerá. El mundo cambia, nosotros también, siempre amorosamente”, dijo la pareja tras anunciar su separación hace un año.
Sin embargo, ahora la pareja está en medio de una guerra judicial donde Perera ha pedido congelar los bienes del cantante para que no derroche el dinero, según señala El País.
Esto después de que Sanz borrara todo rastro de su ex esposa en las empresas que posee y en las que ella ostentó varios cargos. Perera le pidió a un juez de Miami que congele las cuentas del cantante por el temor a que “derroche” su patrimonio y no quede nada para sus dos hijos.
Pero eso no es todo, ya que Perera también exige un seguro de vida y un pago retroactivo desde julio de 2019, unos 45.000 dólares al mes, además de una pensión por su dedicación y su “contribución y ayuda al éxito profesional, al reorganizar sus compañías y con su sacrificio personal”.
Aunque los abogados del cantante tienen una semana para responder a la demanda, el juez ya ha congelado las cuentas que el músico español tienen en Estados Unidos, excepto una, para que Perera siga pagando con ella los gastos que necesite.
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