El coronavirus sigue cobrando vidas en todo el mundo. La insuficiencia respiratoria provocada por el Covid-19 es un proceso que se caracteriza por la incapacidad del sistema pulmonar y cardiaco de mantener un adecuado intercambio de oxígeno y dióxido de carbono. El síndrome de dificultad respiratoria aguda y la lesión pulmonar aguda constituyen las complicaciones más frecuentes en la fase crítica de la enfermedad.
Por eso, una adecuada dieta, así como el apoyo nutricional a estos pacientes, resulta fundamental para satisfacer las necesidades nutricionales básicas. Los enfermos por coronavirus deben saber que existe una importante vinculación entre las patologías respiratorias y la alimentación, ya que la dieta influye en el mantenimiento de una buena calidad de vida para el paciente. Y por supuesto, una alimentación poco adecuada, tanto si se asocia a un cuadro de sobrepeso u obesidad como a un cuadro de desnutrición, puede influir notablemente en la evolución del Covid-19.
Es importante que una vez diagnosticada la enfermedad, los pacientes aprendan a convivir con ella y realicen pequeños ajustes en su alimentación que pueden ayudar a mejorar su calidad de vida. Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, el desequilibrio nutricional perjudica la función de los músculos respiratorios: disminuye la masa muscular y el diafragma altera su capacidad de contraerse. También afecta el impulso ventilatorio, que es la orden que el cerebro da al sistema respiratorio para respirar, y en consecuencia, llega menos oxígeno a la sangre.
El objetivo de la dieta, por tanto, debe ser reparar la energía que requiere el organismo para funcionar bien. Los enfermos con Covid-19, dependiendo de su situación y gravedad, tienen necesidades de alimentación específicas: es recomendable disminuir la ingesta de hidratos de carbono, en particular, los sencillos, como son las harinas refinadas, el azúcar, los cereales refinados, los dulces y pasteles en general. Un consumo elevado de ellos favorece la creación de CO2, pudiendo perjudicar la sintomatología asociada.
Dado que las grasas son el macronutriente con más energía, su consumo resulta adecuado para las personas que necesitan incrementar su ingesta energética, como es el caso de quienes padecen enfermedades pulmonares. Facilitan una reducción del cociente respiratorio, lo que permite disminuir la cantidad de CO2 que el sistema respiratorio debe eliminar. Por ello, el consumo de frutos secos, aceite de oliva virgen extra, aguacate, lácteos de calidad, pescados azules y mariscos es importante.
Estudios han demostrado que ingestas proteicas adecuadas son beneficiosas para el mantenimiento de la masa muscular, mejorando el pronóstico de enfermos con patologías pulmonares. Las carnes, pescados, huevos y proteínas vegetales en general deben estar presentes en la alimentación. Sin embargo, el exceso de proteínas también puede aumentar la producción de CO2 y reducir el suministro de oxígeno en los pulmones. se recomienda en el blog Alimente de El Confidencial.
Por tanto, la dieta para los enfermos con Covid-19 tiene como objetivo evitar la pérdida de masa corporal magra, mejorar la función pulmonar y, en definitiva, la calidad de vida. Es crucial que estos pacientes incrementen el consumo de frutas, verduras y hortalizas por su riqueza en vitaminas, minerales, fibra y antioxidantes, por su papel frente al estrés oxidativo ocasionado por la enfermedad. Incluir, igualmente, fuentes de proteína de calidad para mantener la masa muscular y además evitar el consumo de grasas no saludables, contenidas en alimentos industriales y ultraprocesados.
En caso de falta de apetito o pérdida de peso, se puede aumentar el contenido proteico de las comidas añadiendo huevo, jamón o queso a purés, cremas de verduras, ensaladas y sopas. Enriquecer los platos con aceite de oliva en crudo o frutos secos o consumir batidos caseros elaborados con frutas, yogur, leche y proteína en polvo. También se pueden dar casos de náuseas o diarreas, por lo que tomar los alimentos a temperatura ambiente o fríos, disminuir las grasas y frituras, así como separar los líquidos de las comidas (bebiendo entre comidas), aliviarán estas situaciones.