Mientras el coronavirus sigue avanzando en todo el mundo, científicos trabajan incansablemente para conocer a cabalidad el virus y así encontrar una cura a la enfermedad, que hasta la fecha ha infectado a más de 883.000 personas y ha matado a más de 44.000.
Los primeros estudios señalaban que una de las secuelas que podría dejar el covid-19 es fibrosis pulmonar, enfermedad intersticial caracterizada por la sustitución de tejido pulmonar por tejido colágeno. Si no tiene un buen tratamiento podría complicarse hasta provocar un infarto pulmonar, absceso o bronquiectasia.
A mediados de marzo, una investigación realizada en Hong Kong reveló que posiblemente las personas recuperadas puedan perder entre el 20 y 30% de la capacidad pulmonar.
Ahora un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard señala que los infectados podrían perder el sentido del olfato y gusto de forma parcial o total, según han podido comprobar en pacientes y ratones que estuvieron expuestos al virus.
En el estudio se pudo determinar que el coronavirus se puede alojar en la parte posterior de la nariz, donde se albergan proteínas que el virus utiliza para invadir el cuerpo del paciente. La infección de estas células podría afectar el olfato y el gusto.
Un ejemplo de ello es lo que le ocurrió a Timothée Kyle, un francés de 38 años que hizo público su testimonio luego de infectarse con el virus.
“Hace un poco más de dos semanas, sentí una pequeña fiebre, de 37,5 o 38 grados. No pensé que era la COVID-19 porque no tenía ningún otro síntoma. Y dos o tres días después, empecé a toser un poco, y pese a que no tenía ningún tipo de resfrío o de rinitis, perdí totalmente el olfato y el gusto”, señala.
La pérdida del olfato y el gusto se han puesto en la lista de síntomas que pueden ayudar a detectar de forma temprana el covid-19 en una persona, antes de presentar fiebre o tos.
“Al día siguiente, efectivamente el médico me confirmó que dados los síntomas que presentaba, eso significaba que tenía COVID-19”, agrega Kyle.