John Travolta es sin duda una de las estrellas indiscutidas de Hollywood. Con una dilatada carrera en el cine, su salto a la fama ocurrió en 1977 gracias a su personaje Tony Manero en “Fiebre de sábado por la noche”, lo que iba a ser el inicio de una exitosa carrera.
Aunque en la década de los 80 tuvo un bajón en su carrera, en los 90 Quentin Tarantino lo “revivió” al darle el papel de Vincent Vega en “Pulp Fiction”, lo que significó su regreso en gloria y majestad a las “grandes ligas”.
Pero lo que pocos saben es que hubo una persona que desde siempre creyó en él y que lo alentó para que se dedicara a la actuación. Se trata de Helen Travolta, su madre, la que había sido actriz y que en los años de infancia de John, daba clases de actuación.
Su padre, Salvatore Travolta, construyó un mini escenario en el patio de la casa para que sus hijos actuaran bajo la dirección de su madre. El que más destacaba era el menor de los hermanos, John, a quien siempre aconsejaba.
De hecho recibió un poco ortodoxo consejo de su madre: que abandonara la escuela para dedicarse a la actuación, la gran pasión que ambos compartían.
“Me ayudó a liberarme. Me aconsejó que dejase la escuela a los 16 años para dedicarme a la interpretación. Siempre estábamos preparando obras en el sótano, desde que tenía cinco años”, dijo hace un tiempo en una entrevista.
El actor agrega que su madre además le enseñó a no frustrarse y a afrontar el cambio. “A ser un eterno optimista, e inspiró mi amor por la interpretación”.