Australia vive una sequía que hace peligrar la vida de poblaciones humanas aborígenes y varios grupos de la fauna autóctona, lo que ha obligado a tomar drásticas medidas. Una de ellas es la matanza de más de 10.000 camellos, los que han comenzado a ser ejecutados por cazadores que disparan indiscriminadamente desde helicópteros.
La razón es que en algunas zonas del estado de Australia Meridional, los rebaños silvestres (cimarrones) de dromedarios (Camelus dromedarius) y camellos bactrianos (Camelus bactrianus), que fueron introducidos por los colonos a finales del siglo XIX como medio de transporte, se han convertido en una verdadera plaga. Los expertos calculan que en el centro y sur del país viven sin control más de un millón de dromedarios y camellos.
Las autoridades de la zona consideran que los rebaños «extremadamente grandes» existentes en la actualidad han estado invadiendo las comunidades rurales, amenazando la escasez de alimentos y agua potable, dañando la infraestructura y creando peligro para los conductores.
La campaña de control selectivo de dromedarios y camellos se ha acelerado por la sequía que afecta la región en los últimos meses en zonas como Anangu Pitjantjatjara Yankunytjatjara (APY), hogar de unos 2.300 indígenas en el noroeste de Australia Meridional, recoge La Vanguardia.
Los pueblos aborígenes de la reserva de APY «se ven incapaces de gestionar la magnitud del número de camellos que se congregan (alrededor de las fuentes de agua) en condiciones de sequía», informa un comunicado del Ministerio del Ambiente y del Agua del estado de Australia Meridional.
El comité ejecutivo de APY confirmó que la operación de caza es realizada por equipos de francotiradores profesionales desde helicópteros, y tendrá una duración de al menos cinco días.
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