Albert Hughes Jr., un ex boxeador de 70 años, estaba decidido a volver al ring para convertirse en el pugilista más longevo e inscribirse en los Guinness World Records.
Entrenó duro junto a su hijo Albert Hughes III, un militar retirado que lo acompañaba todos los días en el granero que la familia tenía en una carretera de Parker City, en Indiana (Estados Unidos).
Sin embargo, antes de que se concretara la pelea, su hijo, que además de ser un ex militar estaba en recuperación por problemas de adicción, tomó la decisión de quitarse la vida, según señala La Vanguardia.
Tras la muerte de su hijo, Hughes quedó devastado y pensó en no seguir. “Cuando ocurrió su suicidio pensé en no realizar el combate. Dije ‘Diablos con eso’”, dijo.
Sin embargo, el suicidio de su hijo le dio otro sentido a la pelea. “Luego pensé que en los últimos meses él estaba vivo, se jactaba tanto de mí, estaba orgulloso. Así que seguí pensando en la pelea y finalmente llegué a la conclusión de que debía hacerla”.
“Me paré frente a sus cenizas y le dije: Hijo, voy a hacer esto por ti, porque realmente querías que lo hiciera”, dijo al diario local IndyStar.
Y finalmente llegó el día. Luego de meses de entrenamiento, el pasado 14 de diciembre Hughes se subió al cuadrilátero del Tyndall Armory de Indianapolis. ¿Su rival? Tramane Towns, un pugilista de 43 años que debutó en 2006 pero sólo realizó 7 presentaciones: todas con derrotas.
Hughes Jr. lanzó algunos golpes que llegaron de forma certera y que provocaron dos caídas de Towns, lo que significó la victoria del veterano de siete décadas.
Hughes Jr. se convirtió en el pugilista más veterano de la historia pero lo más importante es que cumplió la promesa que le hizo a su hijo fallecido.
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