Al dormir nos suceden muchas cosas, desde los ronquidos a la parálisis del sueño, pero, por mucho que nos movamos, rara vez nos caemos de la cama. Y esto tiene una explicación.
En el sueño hay dos fases diferenciadas: la primera, denominada de «ondas cortas», que lleva al cuerpo a una progresiva relajación y cuando disminuyen el ritmo cardíaco y la respiración, en otras palabras, cuando pasamos de la vigilia a dormirnos.
La segunda fase es la conocida como REM (Rapid Eye Movement), en la que el tronco inhibe los estímulos del movimiento y la actividad muscular es prácticamente nula. Si no fuese así y tuviéramos capacidad para movernos, podríamos recrear lo que nos sucede a lo largo del día, y eso nos pondría en peligro.
Sin embargo, algunos medicamentos (como los antidepresivos o los hipnóticos), así como el alcohol o las drogas pueden afectar a la inhibición que produce el sueño y favorecer disfunciones tales como hablar en sueños, levantarse o también caerse de la cama, consigna El Confidencial.
Si te preguntas por qué los niños se caen más seguido y hay que ponerles barreras protectoras, es fácil: los adultos tenemos más desarrollado el sistema propioceptivo de la musculatura humana, que es el que pone en sobre aviso al cerebro si nota que hay posibilidades de golpearse.