La enorme cantidad de desechos tóxicos producidos por los seres humanos ha provocado un alza importante de dióxido de carbono en los océanos y que está poniendo en peligro la vida de las especies que habitan en el mar.
Según informa Playground, los estudios realizados por expertos del MIT revelaron que se trata de una bomba biológica que provocaría la extinción de las especies a nivel global.
«Los niveles de carbono actuales se están acercando a un umbral que podría desencadenar una acidificación oceánica extrema similar a la que contribuyó a la extinción masiva del Pérmico-Triásico, ocurrida hace unos 250 millones de años», afirman desde el centro de investigación.
Las investigaciones han descubierto que el CO2 que llega a los océanos supera el punto de inflexión y puede provocar una serie de cambios químicos descontrolados que acidificarán el agua a un punto extremo, que acabará con las miles de especies de animales, bacterias, algas microscópicas y arqueas que allí evitan.
«Estamos al borde de que se produzca este desajuste, y si ocurre, el resultado, como lo demuestran la acidificación de los océanos, la muerte de muchas especies y otros indicadores, probablemente sea similar a las catástrofes globales del pasado», afirma un especialista del MIT.
La razón por la que el carbono no es consumido es porque está formado por compuestos distintos en concentraciones muy bajas. Al haber pocos compuestos por cada litro de agua en el mar, las bacterias no pueden acercarse a ellos. En consecuencia, si las bacterias no son capaces de degradarlos, se crean residuos que terminan como CO2, contribuyendo al calentamiento del planeta.
Por otro lado, el carbono acumulado en los océanos se conecta con el atmosférico, afectándose mutuamente.
Las consecuencias más importantes del fenómeno es la acidificación del océano que provoca que los corales pierdan sus esqueletos y que el plancton se calcifique. Este solo sería el comienzo y si se le suma el aumento de los gases invernadero, podría traer consecuencias inimaginables.