Se trata de una ley que permite hacer compost con los difuntos que puede ser utilizado como fertilizante en parques y jardines.
Washington acaba de aprobar una ley que permite que los difuntos sean transformados en compost y así puedan volver a la tierra en forma de abono.
Aunque la iniciativa fue cuestionada por la Iglesia Católica de Washington, finalmente fue aprobada por los legisladores autorizando así una «reducción natural orgánica», es decir una «conversión contenida y acelerada de restos humanos en tierra».
La idea fue impulsada por Katrina Spade, fundadora y directora general de Recompose, empresa que desarrolla esta nueva tecnología, y quien asegura que con este procedimiento se podrán salvar más de medio millón de toneladas métricas de dióxido de carbono en 10 años, lo que equivaldría a la energía requerida por 54.000 hogares en un año.
Tras una serie de experimentos con cadáveres de voluntarios, Spade mostró que la substancia resultante es acorde a las normas federales de seguridad y no supone una amenaza para la salud de personas, animales ni plantas, por lo que puede ser utilizada como fertilizante ordinario en parques y jardines, según informa RT.
«Se acerca lo máximo posible al proceso natural de descomposición al que el se sometía el cuerpo antes de la industrialización», explica Troy Hottle, investigador posdoctoral de la Agencia de Protección Medioambiental de EE.UU.
Según señala Spade, se realiza un monitoreo de 30 días donde se analiza el proceso de descomposición del cuerpo. «Todo, incluyendo los dientes y huesos, se convierte en compost», señala.
El proceso tiene como objetivo acelerar el proceso de descomposición natural del cuerpo, colocándolo en un contenedor, que sirve de ataúd para el funeral. En ese «ataúd» se coloca el cuerpo junto con paja, virutas de madera y alfalfa, creando así las condiciones ideales para que las bacterias hagan su trabajo.
La ley entrará en vigencia en mayo del próximo año.
Fotos: Shutterstock