Crecer junto a entornos naturales ayuda en el bienestar psicológico el resto de la vida.
Cada vez sucede menos que los niños crezcan en contacto con la naturaleza. Entre los factores que inciden en este aspecto podemos nombrar el desarrollo urbano y las nuevas tecnologías, pues el primero suprime espacios verdes y el segundo las ganas de salir al mundo real.
También sabemos que la sociedades sufren cada vez más enfermedades relacionadas con la salud mental, lo que estaría totalmente con lo primero, según concluyó un estudio liderado por el Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona y realizado con cerca de 3.600 ciudadanos de cuatro ciudades europeas, entre ellas la capital catalana.
De acuerdo a la investigación, aquellos adultos que en su niñez están más expuestos a entornos verdes y también azules cuentan con un mejor bienestar mental que aquellos que han estado menos expuestos a estos lugares.
Numerosos estudios previos han analizado el impacto que esa exposición tiene sobre el desarrollo cognitivo de los niñosy asociado una mayor exposición con una disminución del riesgo de desarrollar enfermedad mental. Incluso hay trabajos que han observado que los pacientes en hospitales rodeados de verde se recuperan antes que aquellos que están en centros envueltos en «gris», recoge La Vanguardia.
En este sentido, los resultados de esta nueva investigación, que investiga las conexiones entre la exposición al aire libre y la mejora de la salud y el bienestar de la población, añaden nueva evidencia a esa relación entre el contacto con la naturaleza y beneficios mentales a largo plazo.
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