Dijo que su problema comenzó luego de tener a su tercer hijo y que arruinó la relación con su pareja.
La inglesa Rebecca Barker llevaba una vida feliz, hasta que una profunda depresión desencadenó en una enfermiza adicción al sexo, lo que terminó por arruinar todo lo que había construido junto a su familia.
La mujer contó que su adicción se agravó en 2012, luego de tener a su tercer hijo. «Yo sentía que todo me hacía pensar en eso. Creo que estaba vinculado a mi depresión y a la falta de serotonina. Yo sentía que el cuerpo entero me lo pedía», relató.
Su adicción llegó a tal punto que necesitaba tener relaciones de manera constante, varias veces al día: «En el peor momento, incluso tener sexo cinco veces al día no era suficiente», dijo en una entrevista con BBC.
La mujer explicó que el sexo era «literalmente lo primero en lo que pensaba al levantarme. No podía sacármelo de la cabeza».
Su adicción fue tal que le trajo problemas con su pareja y finalmente se separaron. «Al principio no le importaba pero hacia el final no podía entenderlo en absoluto. Me acusó de tener otra relación. Pensó que eso debía hacerme sentir culpable y que por eso quería sexo con él todo el tiempo», declaró Barker.
Entonces se alejó de la gente y pretendió llevar una vida más solitaria: «Me volví ermitaña, me quedaba en casa porque me daba vergüenza que solo pudiera pensar en eso», confesó.
Tras dos años de vivir en la más absoluta soledad, tomó una drástica decisión de irse a Francia. «Adopté muchos cambios en mi estilo de vida para tratar de superar la depresión y la adicción, y para mí eso funcionó», reveló. .
Fotos: Captura de video/BBC.