Partió como una simple talla entre el personal del Hospital Presbiteriano en Nueva York, pero luego la idea se tomó en serio y la hicieron. Un día los limpiadores de vidrios del recinto se disfrazaron de superhéroes y sorprendieron a los pequeños que estaban enfermos.
Los nenes pudieron disfrutar como el Capitán América, Batman y el Hombre Araña pasaron por sus ventanas y, con diversos juegos, los entretuvieron por un momento. La idea fue hacer bromas para que los niños se divirtieran y lograran olvidar las enfermedades que los aquejan.