Todo era felicidad en el cumpleaños de un pequeño. Amigos, juegos, piñatas y risas por montón. Pero faltaba la guinda de la torta: el invitado especial. En esta ocasión quien acudió a la fiesta fue nada menos que el mismísimo Peter Parker, mejor conocido como Spider-Man.
Todo iba de lo lindo, el hombre disfrazado comenzó a hacer su show: que consistió en intrépidas vueltas de carnero contra la pared, una tras otra hasta que finalmente llegó el turno de que un pequeño participara. El Hombre Araña mostró su habitual técnica, pero la hazaña no terminó bien. Al momento de caer el lolo se dio de lleno en el piso. Las risas poco a poco comenzaron a ceder contrastado por un silencio que evidenció el dolor del accidentado.