El joven no lo pudo creer y se acercó para ayudar al accidentado felino. No quedaba mucho tiempo, la vida del animal poco a poco se acortaba, y por eso el cabro apuró el paso. Pero cuando llegó al lado del minino la sorpresa fue mayor.
¡¡Naca la pirinaca!! El gato sólo pegaba la pestaña de lo lindo sobre un charco de pintura. Menos mal, el cabro pasó del susto al alivio porque el animal estaba vivo y no perdió una de sus 9 vidas.