Pero las vueltas de la vida le entregaron un pequeño compañero que quiso darle una nueva amistad. Se trata de un gato que casi muere, pero el soldado lo rescató y rápidamente se generó una relación difícil de romper.
El hombre quiso quedarse con el felino, pero el jefe le dijo que no. La conexión entre el humano y el animal fue tan fuerte que, finalmente, el soldado no hizo caso de las órdenes y cuidó al gato en una pequeña oficina donde lo acurrucó con el uniforme y también se encargó de alimentarlo pa callado.
Un ciudadano afgano ayudó a trasladar al gato hasta Kabul. El soldado le pasó $3.000 dólares para que el animal volara hasta su nuevo hogar: la casa donde habita la familia. Ahora el soldado tiene un doble motivo para volver a su país: ver a sus seres queridos y reecontrarse con su felino amigo.