Salvador nació en una lechería en Chile. Salvador fue separado de su mami al nacer. Salvador fue obligado a vivir en un cajón de madera de 2×2 metros. Salvador estuvo a punto de irse pa’l patio de los callados cuando lo rescataron de la ONG Animal Libre.
Los cabros de la organización fueron tan buena tela que se lo llevaron para una granja y ahí lo cuidaron, le dieron un tratamiento veterinario y, lo más importante, recibió todo el cariño para que el ternero se mejorara.
Todo salió perfecto. Salvador hoy está más feliz que perro con dos colas junto a sus nuevos amigos. Es cosa de ver el video donde no tiene asco en acurrucarse junto a su nuevo amigo y regalarle unos ricos lengüetazos de vaca.
