Los oficiales cacharon que algo andaba raro cuando vieron que el oriental salió de su pega –una fábrica– con dos maletas llenas de huevos. La ley se puso a investigar qué pasaba con el loco y llegaron a la casa donde encontraron los mil huevos en el refri además de jamón, carne, cajas de pañuelo y detergente.
El culpable reconoció que toda la comida se la zarpó de la fábrica donde trabajaba y los huevos estaban marcados con fechas para devorárselos. “He perdido de cuenta de cuantas veces he robado. Tal vez siento de veces. Todo lo que tengo en mi casa, lo he robado”, afirmó
Los colegas de SR. Gu también hablaron del caso. “Pensamos que era un trabajador obediente al que le gustaba trabajar los turnos de noche por que no tenía familia. Ahora nos damos cuenta que lo hizo para robar sin que nadie lo viera”, declararon los compañeros de pega.