No era un tiburón, tampoco un cocodrilo y menos una piraña. Lo que pasó al lado de la turista fue un simple manatí, un indefenso mamífero que sólo se alimenta de plantas y algas. Pero la chica no supo eso y menos la gente que estaba sobre el yate.
Cuando la joven descubre que el manatí está cerca de ella comienza a gritar como si protagonizara un remake de “Tiburón”, tan asustada quedó que ni siquiera escuchó las indicaciones que le gritaban sus conocidos. Al final el animal siguió su camino y la chica, además del susto, aprendió algo más sobre el mundo animal.