Pero como no tuvo dinero para pagarse un tratamiento de láser, no encontró nada mejor que ver un tutorial en Youtube donde mostraba cómo borrar un tatuaje con ácido. Jessica no midió los riesgos y aplicó el método en su brazo.
A pesar del dolor repitió el procedimiento seis veces más. El resultado fue nefasto: el tatuaje no se borró y ella terminó con serias quemaduras en la piel. Ahora deberá acudir a los expertos para que la curen de las quemaduras y, después, borrarse lo que quedó de tatuaje. Quizás hubiese sido mejor hacerse otro tatuaje encima, una forma más fácil y menos riesgosa.