Cada vez que alguien aparece para tomar una foto, la persona que va a ser fotografiada pone su mejor cara y pose. Pero un fotógrafo hizo un experimento bien particular durante las noches de carrete.
El fotógrafo les dijo que posarán para las imágenes y la gente aceptó. La cosa es que ellos nunca supieron que en verdad fueron grabados mientras ponían sus mejores caras o hacían una que otra payasada.