Uno conoce o ha oído del lenguado de vaca ¿Pero el de búfalo? Caroline Walker lo experimentó mientras paseaba en su auto por la Olimpic Game Farm Farm en Washington y se pilló con uno de los animales. Ella buena onda le dio de comer un pedazo de queque y el mamífero aceptó feliz.
La cosa es que el búfalo bien goloso quiso más y la mujer tampoco se hizo de rogar. Al final el que come callado come dos veces y el animal bien agradecido se quiso ir con un beso –o langüetazo de despedida–. Ella, la picarona, era pura risa.