Todos han aceptado usar una camiseta de algodón durante tres noches seguidas, sin desodorante ni perfume, y traerla. La ropa impregnada de emanaciones corporales se coloca en bolsitas de plástico transparente numeradas, las terminan exhibidas sobre un fondo rosado para las mujeres, y en otro lugar, un fondo azul para los hombres.
«Vamos, huelan todas las bolsas que quieran ¡diviértanse!«, es la invitación de la organizadora, Judy Nadel, que provoca algunas risas en el público, pero pronto algunos se animan a acercan a oler. Luego quienes han encontrado el aroma que buscan, sacan una foto de la bolsa elegida y la envían a un correo, para que se proyecte en la pared y así los dueños de las camisetas seleccionadas, puedan conocerse.
Seis parejas potenciales se formaron en la primera velada londinense de este tipo, pero no se sabe si su historia siguió más allá.