Y claro, hay una «víctima» en todo esto, que no es nada más que la pareja de Debbi, un verdadero santo (es cosa de mirar la carita que tiene el pobre), de nombre Steve Wood, de 30 años y que aguanta estoicamente las humillaciones a las que es sometido por su novia por culpa de los celos: Tiene prohibido ver la tele, leer el diario y debe mostrarle todos los mensajes del celular...Pero lo más demencial de todo es que tiene un detector de mentiras (técnicamente un polígrafo) al que somete a su novio cada vez que tiene que salir a algún lugar y luego vuelve a casa, a pesar que ya llevan dos años y nunca lo ha pillado en nada, sigue obsesionada con que le va a abandonar por otra.