Pero para su sorpresa, el cliente no recibió el boleto y hasta hizo que ella lo firmara para que fuera la única que pudiera cobrar el premio.
Todos en su trabajo dicen es muy buena, ya que de hecho el 80% de sus clientes son parroquianos del lugar y cuando se enteraron de la noticia, andaban todos felices por ella. Eso sí, para quedar tranquila, la mujer entregó al generoso cliente un porcentaje de sus ganancias. “Sencillamente no podía no darle algo de ello”, comentó…. Y por lo que se supo, sólo se dio un gusto comprándose un sofá, y decidió ahorrar el resto.
¿Tú RadioActivo, qué hubieras hecho en su lugar?