Eso si, esto sólo se está probando en ratones. Todos fueron puestos en una jaula donde les aplicaban choques eléctricos lo que les provocó un trauma a la jaula. Después de eso se les volvió a meter pero esta vez ya no les daban choques, ¿el resultado?: Los ratones tratados con el gen Tet1 sustituyeron los recuerdos de dolor con nueva información dejando del lado el temor. Pero los que no tenían el gen mágico, aún estaban traumatizados por la experiencia.
Andrii Rudenko co-autor del estudio mencionó que: “Creemos que la manera más probable para impulsar la actividad de Tet1 sería el uso de alguna droga: un tipo de activador farmacológico.”
En palabras de él mismo, los recuerdos dolorosos pueden frenarnos de muchas cosas y detener nuestro progreso, por ello la importancia de aprender a desarrollar tal gen. Interesante, ¿no crees?