Claro, la cosa no es nada fácil y requiere de mucho tiempo y paciencia. El entrenamiento comienza tirándose de pequeñas patinetas con una cadena para aclimatarse a la sensación y luego de un tiempo pasan a literlmente divertirse en su propio parque de patinaje para ratones en el patio trasero de la casa del entrenador. Y por si esto fuera poco, también realizan osadas piruetas como como volar en el aire sobre una tabla de skate, entre un aro en llamas.
Eso si, todo está perfectamente planeado y es seguro, ya que Willmott por sobre todo señala que ama a sus ratones y nunca haría nada para lastimarlos: «No soy una persona cruel. Nunca he perdido un ratón de 10 años de enseñar a surfear y patinar”.